domingo, 18 de julio de 2010

Un adiós puede partirte el corazón. El dolor, la angustia y el deseo desesperado de querer volver el tiempo atrás pueden partirte el corazón. Una ilusión que muere en el abismo de un cielo negro puede partirte el corazón. La locura de no comprender los motivos que te destierran de tus posesiones irreeemplazables puede partirte el corazón.
¿Y el amor? ¿Y la pasión enfurecida de un alma que no es capaz de soportar tanta adrenalina? ¿Y la implosión que sufre un cuerpo cuando siente más de lo natural? ¿Y la dulzura excesiva que se desparrama por cada célula de un ser? ¿Y la sensación interminable de que hay algo más?
¿Puede el amor partirte el corazón?
El amor te rompe el corazón en mil pedazos, y hiere más que el propio dolor. El amor destruye tu esencia, y descompone tu alma, para poder entregar una parte de ella.
La intensidad, la lujuria y el final de cada sensación son, en realidad, lo que pueden partirte el corazón en dos.
Y es por eso, que amar de la forma más imposible, te duele en cada pálpito. El amor tiene el poder para destruir todo lo que se haye en su camino y aún así, mantenerte vivo en cada respiro.

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